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desmovilización de las autodefensas o un nuevo proceso de violencia

La desmovilización de las AUC o el principio de otro proceso de violencia Imprimir E-mail
Escrito por Administrator   
lunes, abril 20, 2009

Desde el año 2006 cuando finalizó la desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia AUC, en el departamento de Córdoba, crece sin pausa ni consideración la preocupación y el miedo. Hay hechos que suceden todos los días mientras otros ocurren con demasiada frecuencia...

La desmovilización de las AUC o el principio de otro proceso de violencia
por Víctor Negrete Barrera


Desde el año 2006 cuando finalizó la desmovilización de las Autodefensas Unidas de
Colombia AUC, en el departamento de Córdoba, crece sin pausa ni consideración la
preocupación y el miedo. Hay hechos que suceden todos los días mientras otros
ocurren con demasiada frecuencia. Me refiero a los informes de prensa con sus
registros de homicidios, atentados, amenazas, pasquines, reclutamientos,
desplazamientos, capturas, dados de baja, decomisos, drogas, laboratorios, cultivos
de uso ilícito, enfrentamientos, prohibiciones a salir de casa después de las 10 de
la noche e intimidación o muerte a prestamistas y cobradiarios para rebajar la usura
o eliminar deudas pendientes.

Ante tamaña situación la fuerza pública está
desconcertada, casi impotente; los gremios callados, indiferentes ante la tragedia;
los grupos y movimientos políticos, lo mismo que la mayoría de las universidades
prefieren no hablar de estos temas; las administraciones gubernamentales del
departamento mirando de reo
jo la situación sin comprometerse y la población urbana y rural atemorizada,
desprotegida, escéptica ante las medidas propuestas y aplicadas. La gente reconoce
la gravedad de lo que sucede, pero no encuentra explicación satisfactoria ni puede
conversar con cualquiera la veracidad de las versiones que circulan. Son tantos y
tan diversos los casos que requieren aclaraciones que cuando se intentan, antes de
dilucidar causan más inquietudes. En el caso nuestro, un grupo de personas
vinculadas a la academia, interesadas en tratar de explicar lo que sucede, nos
reunimos varias veces y esto fue lo que alcanzamos a sacar en claro.


Las bases que permitieron la continuación del conflicto

1. El control del departamento por las AUC. La influencia más allá del desarme y la
desmovilización. Como es sabido en Córdoba, según las autoridades, operaron los
bloques Córdoba al mando de Salvatore Mancuso, Héroes de Tolová de Diego Fernando
Murillo, Don Berna y el Elmer Cárdenas bajo las órdenes de Fredy Rendón, el Alemán,
hermano de Daniel o Don Mario. El bloque Córdoba contaba con los frentes Abibe (con
presencia en los municipios Valencia y Tierralta); Alto San Jorge (Montelíbano,
Puerto Libertador, Ayapel, La Apartada, Planeta Rica y Buenavista); Rito Ochoa (San
Andrés de Sotavento, Chimá, Momil, Purísima y Lorica, dirigido por Rodrigo Mercado
Peluffo, alias Cadena) y el Grupo Urbano (Montería, Cereté, Ciénaga de Oro, San
Carlos, Sahagún); disponían, además, de la Escuela Móvil en el alto Sinú. El Héroes
de Tolová actuaba en Valencia y parte de San Pedro de Urabá en Antioquia y el Elmer
Cárdenas en la zona costanera (Canalete, Los Córdobas, Puerto Escondido, Moñitos)
. Vecino al departamento estaba el bloque Mineros en el bajo Cauca (Caucasia,
Nechí, Tarazá, El Bagre, Zaragosa, Cáceres) de “Cuco” Vanoy. Así mismo, la
presencia de Don Berna en Córdoba le permitió a los interesados conocer y aplicar,
de acuerdo con las circunstancias e influencias locales, los conocimientos y
experiencias generadas por el bloque Cacique Nutibara de Medellín, que él dirigió,
en sus acciones contra grupos de izquierda y bandas delincuenciales que le
disputaban el control de áreas urbanas de la ciudad, manejo de actividades
económicas ilegales, inversiones en actividades económicas legales, narcotráfico,
infiltración en organismos del Estado, alianzas con sectores económicos y políticos
y participación en organizaciones sociales y comunitarias. En otras palabras, la
presencia física y cercanía de varios comandantes con sus respectivos intereses a
corto, mediano y largo plazo, indicaba la importancia estratégica que para ellos
tenía el departamento; como tal a
dquirieron bienes, armaron negocios y aseguraron aliados y socios. Los años que
permanecieron en la zona de ubicación en Santa Fé de Ralito les permitió montar,
rediseñar y consolidar intrincadas redes de manejo y apoyo por las facilidades de
movilidad y comunicación que tenían, visitas que recibían y reuniones que
celebraban.


2. Las desmovilizaciones: entre la reinserción, la reincidencia y la muerte. El
conflicto como negocio y forma de vida. En Córdoba hubo tres desmovilizaciones: la
del bloque Córdoba el 18 de enero de 2005 con 932 integrantes en Santa Fé de Ralito,
Tierralta; la de Héroes de Tolová el 15 de junio de 2005 con 465 integrantes en una
parcelación de Valencia llamada Rusia Ocho y la del Anillo de Seguridad que protegía
la seguridad de los jefes paramilitares el 27 de agosto de 2005 con 300 integrantes
también en Santa Fé de Ralito. En total 1.697 desmovilizados. Elmer Cárdenas desarmó
sus grupos en tres lugares diferentes: Turbo y Necoclí en el Urabá antioqueño y
Unguía en el Urabá chocoano, éste último el 15 de agosto de 2006.


En la mayoría de los bloques de las AUC hubo combatientes del departamento. Por esta
razón es explicable que a medida que sucedían las desmovilizaciones en los distintos
lugares del país, crecía el número de desmovilizados en Córdoba que regresaron a su
tierra de origen en especial a Montería, Tierralta, Valencia, Montelíbano, Puerto
Libertador, Planeta Rica y Cereté. Aunque se desmovilizaron 1.697, el año 2005
terminó con 2.290, el 2006 con 3.660, el 2007 con 3.730 y el 2008 con 3.783. Al
parecer la cifra más alta fue de 3.807, el 8.4% del total de desmovilizados del
país. La Policía, además, menciona una población flotante cercana al millar de
excombatiente que hicieron parte de las filas y no aparecen registrados.


Entre el 2005 y junio del 2008 dejaron de reportarse 541 desmovilizados. Sólo en el
primer semestre del 2008 lo hicieron 196. Algunas razones que explican este hecho,
son, según los funcionarios de los Centros de Servicio de la Alta Consejería la
búsqueda de trabajo, por lo general fuera del departamento; motivos familiares;
inseguridad, puesto que en el solo año 2008 asesinaron a 69 de ellos, vinculación a
grupos armados ilegales, bandas o grupos sicariales y no querer participar más en el
programa. Otro dato importante a tener en cuenta lo representan los 111
desmovilizados internos en el centro penitenciario de mediana seguridad especial de
Justicia y Paz, situado en el viejo y reacondicionado campamento que sirvió de base
durante la construcción de la hidroeléctrica de Urrá, 30 kilómetros aguas arriba de
Tierralta.


Hace poco, con fecha enero de 2009, los Centros de Servicios de Montería y Tierralta
de la oficina de la Alta Consejería para la reinserción a la vida civil de personas
y grupos alzados en armas (que recogen información y monitorean a los desmovilizados
de Córdoba), dieron a conocer que tenían asignados 2.878 desmovilizados, de estos,
2.673 estaban activos. La situación de los desmovilizados ha sido particularmente
dramática. A pesar de los logros en formación académica y laboral, salud y atención
psicosocial, la gran falla está en los proyectos productivos y el empleo permanente.
Los primeros grandes proyectos fracasaron y el apoyo de los productores y
empresarios ha sido insignificante. Este hecho, entre otros que no han sido
atendidos con éxito por los responsables del programa de reinserción, al parecer ha
originado un aumento considerable de casos de criminalidad en el departamento. En el
período 2005-2008 han sido asesinados 129 desmovilizados, capturados por homicidio
38, vinculados en procesos de homicidio 34 y capturados por otros delitos 197 para
un total de 398. El cuadro siguiente nos muestra como año tras año aumentó el
número de muertos, de capturados por homicidio y otros delitos y vinculados en
procesos de asesinatos. Es decir, un apreciable número de desmovilizados ha venido
vinculándose directamente con la criminalidad sin que halla explicaciones ni
medidas eficaces que lo contrarresten.


Incidencia de los desmovilizados en la criminalidad en Córdoba

Estos datos y hechos nos llevan hacer la siguiente cuenta: si sumamos la más alta
cifra de desmovilizados registrados (3.807) con la población flotante que dice la
Policía y le restamos el número de muertos, los que enfrentan problemas judiciales,
los detenidos por justicia y paz y los activo del mes de enero, nos resultan 1.625
vinculados o no con el conflicto que los organismos competentes ignoran donde están
y a qué se dedican. De estos, calculamos entre 800 y 1.000 los no desmovilizados y
los que regresaron a las armas.


3. Los grupos o redes de miembros, aliados, socios, familiares, testaferros,
colaboradores y admiradores no desaparecieron. Aprendiendo de las experiencias. La
influencia y control que ejercieron los hermanos Castaño Gil en distintos momentos,
luego las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá y al final las AUC en
territorios y poblaciones, instituciones públicas y privadas, organizaciones
políticas, sociales y comunitarias del departamento fue producto del trabajo que
llevaron a cabo durante más de 15 años. De esta manera adquirieron un cuantioso
poder económico, social y político y crearon una base social amplia, tanto urbana
como rural. La imagen de hombres poderosos, respetados y temidos por todos los
órganos de poder y decisión del país, rodeados de riquezas y privilegios los fue
convirtiendo en héroes o modelos de vida a seguir. Un aspecto que emuló a muchos fue
el origen humilde o modesto de jefes como los Castaño Gil, Don Berna, Fredy Rendón,
“Cuco” Vanoy”, Rodrigo
  Mercado, conocidos en sus pueblos donde los amigos y familiares no los consideran
“del otro mundo” o “ningún ser superior”, que “para ser lo que son y tener lo que
tienen sólo se necesita suerte para empezar y cojones para mandar y matar sin
escrúpulos”. Aun nivel inferior en la escala social o jerárquica, los jefes de
frentes, mandos medios y responsables locales, en sus respectivos lugares de
acción, también son vistos como ejemplos a seguir. Y es así porque en el campo y
en los asentamientos populares y subnormales urbanos del departamento la mayoría
de los adolescentes y jóvenes no tienen las posibilidades reales de mejorar sus
condiciones de vida.


Con semejante poder y reconocimiento las redes que conformaron con sus propios
hombres, socios, aliados, familiares, testaferros, colaboradores y admiradores
fueron numerosas y de diversa complejidad. Es sabido que buena parte de estas
fortunas están invertidas en proyectos forestales y agroindustriales, tierra,
comercio, ganadería, vivienda y salud.


Después de la desmovilización, el destape de la llamada “parapolítica”, la detención
de comandantes y extradición de algunos de ellos, muchos en Montería aseguraban que
la economía se resentiría por la parálisis de la construcción, el cierre de
establecimientos comerciales importantes, el desinterés por la compra de tierra, la
disminución en las captaciones y créditos bancarios. Como ejemplo citaban lo
sucedido en Cali y Medellín cuando los carteles de la droga fueron desvertebrados.
Lo cierto es que hasta el momento no hemos visto tal desplome en el departamento: el
comercio continúa creciendo, lo mismo que el valor de la tierra, los bancos desde el
2001 hasta el 2008 son los que más captan recursos y conceden créditos de los
departamentos de la Costa con desarrollo similar, exceptuando a Bolívar y Atlántico,
y la sociedad de ingenieros reconoció a finales de marzo que la construcción de
estratos medios y altos estaba en auge.


Una primera conclusión de esta situación puede ser que los grupos o redes dedicados
a las actividades económicas lícitas e ilícitas no han dejado de funcionar ya sea
porque las autoridades no las han detectado o no cuentan con los medios legales para
intervenirlas. El grupo encargado de la política sufrió la condena de algunos
congresistas y uno que otro exfuncionario. Los demás, el militar y social, al
parecer siguen operando en plan de fortalecimiento.


4. Las condiciones naturales y sociales del departamento. La favorabilidad del
conflicto. Ya lo hemos dicho: el departamento cuenta con 124 kilómetros de litoral
entre los golfos Urabá y Morrosquillo; las serranías Abibe, San Jerónimo y Ayapel;
extensas llanuras; cercanía a Panamá por tierra y mar; una buena red hidrográfica;
el Parque nacional natural Paramillo con más de 300.000 hectáreas en el sur del
departamento; ganadería extensiva, agricultura y minería (ferroníquel, carbón,
calizas, oro) como actividades económicas principales; el aislamiento geográfico y
abandono de amplias zonas y la debilidad de las administraciones y autoridades
locales. También hemos dicho que el departamento ha pasado por varias etapas de
violencia: el enfrentamiento Liberal-Conservador conocido como La Violencia, grupos
armados privados, guerrillas de izquierda, el proceso de formación y desarrollo de
las Autodefensas y la llegada y asentamiento del narcotráfico. Muchas comunidades
han padecido
  todas o partes de estas etapas, generando actitudes y convicciones que justifican
esta forma de vida. Además del conflicto la pobreza agobia a la mayoría del millón
y medio de habitantes que tiene el departamento. Tres de cada cuatro cordobeses
viven en la pobreza.


El departamento tiene la particularidad que en su territorio se cumple todo el
proceso que demanda el narcotráfico: 1. Producción (cultivo, procesamiento de la
hoja de coca hasta convertirla en base de coca y elaboración del clorhidrato de
cocaína) en los municipios del sur; 2. Comercialización; 3. Transporte a los
distintos destinos por diversos medios; 4. Envío al exterior por los municipios
costaneros, desde Moñitos hasta las playas de Panamá una lancha rápida tarda una
hora aproximadamente. Para completar la totalidad de la operación, Montería, la
capital, hace las veces de centro de finanzas y comunicación por las facilidades y
relativa seguridad que les ofrece.


El principio de las acciones que nos confirmaron que el conflicto continuaba

Los Traquetos y Vencedores del San Jorge. Ya sabemos que algunos grupos de las AUC
no se desmovilizaron y otros que lo hicieron regresaron después a las armas. Con
estos reductos empezó el nuevo proceso de violencia. Al comienzo eran pocos, con
medios de transporte, armamento y logística insuficientes, sin uniformes.
Necesitaban hombres y armas, verificar rutas y la posición en la que quedaron los
aliados, colaboradores y socios después de la desmovilización. Ubicaron y visitaron
a compañeros desmovilizados con habilidades y experiencias para la guerra,
conocedores de territorios, rutas y personas importantes para el negocio de las
drogas…unos los siguieron, otros no. Vieron la necesidad de activar los
reclutamientos en Montería, cabeceras municipales y pueblos campesinos. De esta
manera fueron conformándose los grupos Los Traquetos y Vencedores del San Jorge,
cada uno con su área de influencia, respetándose jurisdicción y autonomía. El
primero se instaló en los límites de Ti
erralta y Valencia y el segundo tomó el sur de Montelíbano, Puerto Libertador y
Planeta Rica.


En marcha la consolidación

1. La llegada de refuerzos interesados. Los Paisas y el grupo Urabá. La Oficina de
Envigado, obra de don Berna, interesada en seguir con su presencia en Córdoba parece
ser que suministró dinero, armas y logística a Los Traquetos, mientras el grupo
Urabá conformado con lo que quedó del Elmer Cárdenas y otros, ahora al mando de don
Mario, se alió con los Vencedores del San Jorge. Ambos están enfrascados en una
guerra a muerte “por monopolizar la producción de narcóticos que sale de Córdoba y
Urabá, controlar las rutas de tráfico y corredores de movilidad, disputar tierras y
bienes de los jefes detenidos, extraditados y muertos, tener participación en las
cadenas de tráfico hacia los municipios y departamentos costaneros y en los envíos
al exterior.


Esta lucha sin cuartel ha complicado más aún la situación del departamento puesto
que disparó el índice de homicidios: el año pasado hubo 512, el más alto de la
historia y en el primer trimestre del presente año la cifra alcanza 160; el año
pasado cometieron cinco masacres en distintos lugares del departamento; emplean
granadas en algunas operaciones que llevan a cabo; distribuyen pasquines con los
nombres de quienes deben abandonar perentoriamente el pueblo; desplazan y reclutan,
ofreciendo ingresos que fluctúan entre los seiscientos mil y el millón de pesos, el
primer pago por adelantado; prohíben salir después de las 10 de la noche en barrios
y veredas; amenazan y matan a prestamistas y cobradiarios, según cuentas de
periodistas de El Universal la suma llega a 13 hasta el momento. En algunas
comunidades apoyan a familias campesinas con pequeños programas productivos o de
seguridad alimentaria y mantienen hombres armados pendientes de la llegada de
desconocidos. Han expandi
do su radio de acción y ya cuentan con áreas consolidadas y en disputa. Según la
Policía de Córdoba, Los Paisas dominan gran parte del bajo Sinú (Purísima, Momil,
Chimá, Cotorra y San Pelayo); los de Urabá ejercen poder en parte de la zona
costanera (Puerto Escondido, Los Córdoba, Canalete y Arboletes, este último de
Antioquia) y el alto Sinú (Valencia y Tierralta). En confrontación activa se
encuentran los municipios de Montería, del San Jorge (Planeta Rica, Pueblo Nuevo,
Montelibano y Puerto Libertador) y del bajo Sinú y otros costaneros (Lorica,
Moñitos, San Bernardo del Viento y San Antero). En confrontación pasiva los
municipios de sabanas (Sahagún, Chinú y San Andrés de Sotavento). Las autoridades
consideran que hasta el momento la gente de Don Mario ha sacado mejor provecho de
la confrontación. Sin embargo, Los Paisas no están quietos, es probable que
establezcan alianzas con organizaciones similares de otras partes del país.


Este escenario nos lleva a estas primeras reflexiones: 1. El cubrimiento rápido, con
distinta intensidad, que han hecho estas organizaciones de la casi totalidad del
departamento es producto del interés e ingreso de dos de las organizaciones más
temidas del país, ambas antioqueñas, la Oficina de Envigado y Don Mario. Las dos
cuentan con el cúmulo de experiencias, relaciones y simpatías que ganaron durante un
poco más de 20 años las Autodefensas en Colombia y las que ha acumulado la primera a
través de sus bandas y combos en dos generaciones sucesivas. 2. La situación de
Córdoba depende en gran medida de lo que suceda en Antioquia y particularmente en
Medellín, donde estas dos organizaciones y facciones al interior de una de ellas
están enfrascadas en una guerra por el control de los negocios y las rutas que ha
reactivado, una vez más, la violencia en esta capital. 3. Aún no hay claridad sobre
la posición que adoptaron o adoptarán los grupos o redes en Córdoba que seguían las
orientaciones de Salvatore Mancuso y Carlos Castaño. 4. Es sabido que la
reactivación de estas organizaciones implica contar necesariamente con apoyos en
las autoridades, justicia, gobiernos, grupos políticos, medios de comunicación,
industria, comercio, gremios económicos y academia, entre otros. 5. Las autoridades
y los analistas sobre estos temas consideran que estas estructuras, más de tipo
económico que ideológico, son difíciles de acabar, casi imposibles, porque tienen
una gran capacidad de maniobra que les permite mutar, fusionar, absorber, conciliar
y de asimilar derrotas y fracasos temporales.


En conclusión: Córdoba está viviendo un nuevo proceso de violencia que está en
consolidación bajo el mando de organizaciones de Antioquia con la posibilidad de
intensificarse con la llegada de grupos de otros sitios del país.


Fuentes

- Acción Contra el Hambre, Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo y Comisión
Europea. Situación de conflicto y pobreza en el departamento de Córdoba y
perspectivas de paz. Montería, 2008.

- Policía Córdoba, Centros de servicio de la Alta Consejería para la reinserción y
Defensoría del Pueblo. Montería, marzo 2009.

- Revista Semana. Ya empezó la cuarta guerra. Bogotá, marzo 30 de 2009, páginas
40-41. “En la crisis la mafia puede salvar a muchos empresarios.”. Abril 6 de2009,
páginas 32-33.

- El Meridiano de Córdoba. En Lorica y San Antero. Ajustes entre bandas criminales.
Montería, enero 30 de 2009, páginas 1 y 3C; “Limpieza” social. Asesinaron a joven en
Santa Fe, enero 31, página 4B; Vientos violentos azotan a San Antero, febrero 8, Día
7, páginas 4-5; Panfletos. Los “escribientes” del crimen, marzo 15, Día 7, página 4;
Ola criminal a lo largo y ancho de Córdoba, marzo 18, página 27D; Gobierno
intervendrá zonas violentas o en situación de abandono social, marzo 25, página 3 A;
Reclutamiento ilegal. Se los llevan las “Águilas”, marzo 26, página 4B; Reclutados
están en Pasto, marzo 27, página 4B.

- El Tiempo. Medellín cambia de estrategia con los ex paramilitares. Bogotá, febrero
1 de 2009, páginas 1-6 y 1-7; Los amos de la guerra en Antioquia, febrero 8, página
1-8; Estaría ofreciendo dinero por la muerte de cada policía en Córdoba. Amenazas de
“Don Mario” obligan uso de chalecos, febrero 9, página 1-16; Bandas emergentes, tras
repunte de las masacres, febrero 12, página 1-3; Nuevas bandas azotan a victimas y a
reinsertados en 153 municipios: OEA, marzo 4, página 1-2; Así están viviendo las
comunas de Medellín la guerra entre bandas, abril 9, página 1-4; Pelea en
Medellín.”Oficina de Envigado” se partió en tres, abril 13, página 1.


Montería, abril de2009

Ultima actualización ( lunes, abril 20, 2009 )


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